El año 2014 comienza para mí, con una experiencia nueva, única y en beta permanente. Muchos se refieren a este estado, cuando desarrollan un proyecto o tienen una empresa aun no consolidada. Es una etapa a prueba, donde se admiten modificaciones, ensayos, muchos cambios para lograr el mejor resultado.
Hay otro enfoque que lo relata muy bien Martina de la Rua en una nota sobre el libro The Startup of You, de Reid Hoffman, cofundador de LinKedin. Ella dice “lo que más me atrapó (del libro) es que está escrito anclado en un contexto de fuerte incertidumbre del trabajo en las corporaciones y hace foco en el desarrollo personal que excede a la mera dimensión laboral”.
Vacaciones en beta permanente es un descubrimiento personal, el hilo conductor de un proceso que lo comparto y significa:
- Una inversión en tiempo, afectos y recursos. Mezcla de azar y planificación cuando se logra lo que realmente se quiere. Todo vale, un fin de semana, siete días o un mes. Lo importante es conseguir el tiempo justo para conectarse con los afectos, para vivir diferente y encontrar placer en muchas experiencias.
- Oportunidades frente a mucha incertidumbre y el disfrutar cada minuto como único.
- Un nuevo paradigma: luego de un clic interior, de una vuelta de página, luego de escuchar al corazón todo cambió.
A través de todos mis sentidos disfruté en estas vacaciones los mágicos ingredientes porque:
- Hubo café, del que me gusta. Ese sabor intenso en la boca que luego permanece en el corazón. Acompañado de delicias dulces, como fue el recuentro ó el de la primera vez. Y también aquel que con más de 40 grados pedía piadosamente transformarse en un batido con hielo y crema…
- Hubo comida regional o debo llamarla gourmet por su perfección de aromas y sabores. Humitas, empanadas, hasta el asado en su versión familiar o King size (este último en esa mesa tan larga que no llegas a conocer a todos los integrantes aunque en atmósfera amistosa y cordial).
- Hubo tiempo para jugar con los niños, para acompañar a los grandes y tiempo para mí, para mis sueños, mis proyectos. Aunque hubo días grises y llovizna no busqué refugio en dolores antiguos. Encontré el arco iris en las mismas montañas y me sorprendió una nueva escenografía.
Viví muchos acontecimientos que nunca imagine, una música diferente aunque mía, tan sanadora que pensé… ¡mi alma está de vacaciones! Viví el lujo más grande: compartir mi presente, el ahora con los afectos, en abrazos fuerte y de pura energía.
Las vacaciones son una bendición que se puede repetir en el momento que decidas. Se puede organizar la vida urbana, demandante y mezquina de tiempo para encontrar esta experiencia. Lejos de pensar que se terminaron creo que las vacaciones de este año fueron el primer paso de un gran cambio. Como dice R. Hoffman en su libro “Beta Permanente es esencial para un compromiso a largo plazo con el crecimiento personal” y agrego dándonos la oportunidad de reinventarnos cada vez que sea necesario.
¡Qué buen artículo Edith! Los que estamos en beta (cambiando, modificando, aprendiendo, volviendo atrás…) así como tú lo expresas (permanente) entendemos a la perfección lo que dices. Besos desde Sevilla.